Powered By Blogger

viernes, 18 de julio de 2008

Se fue...


Oigo el eco de aquellos ladridos a la distancia. Ecos que nunca creí extrañar tanto como ahora. Camino desde lejos esperando que vengas a mí. Me cuesta tanto creer que cerca mío no estás... Como en aquellas tardes soleadas corrías feliz, como con tus pequeños luceros iluminabas mi vida, como sabiamente me decías qué hacer, cómo me acompañabas en mi largo caminar... Cansada estaba, y aún asi estabas ahí. Mi día era pésimo, pero tú me hiciste feliz. Me dabas ánimo cuando mi aliento se debilitaba, cuando casi mi ser tocaba el frío suelo y mis piernas no podían más. Estuviste ahí... cuidandome de todos los peligros, iluminando mi noche y la luz de tu mirada, siempre dispuesto a dar tu vida por mí. Jamás te lo agradecí... Lo más que pude hacer es darte una sonrisa cuando tenías pena y necesitabas comprensión, quizás te hice cariño... pero no pude comprender tu mundo. No sabes lo feliz que me hiciste cuando tus orejitas se movian al compás de tu cola, cuando corrías hacia mí y mi yo no sabía dónde quedaba mi equilibrio. ¿Dónde quedó esa alegría? En tus ojos vi que se extinguía poco a poco... tu vida de la tierra se iba, no volverías a despertar. Tu respiración se hizo costosa... mi mirada se cruzó con la tuya, atravesaste mi mirada diciendome el último adiós... Te fuiste, y te extraño... Aún extraño tus ladridos al anochecer... hacían revivir la noche, que ahora se entristece con tu ausencia.

No hay comentarios: